Se trata de un salmo comparativo, que establece una clara discordancia, o falta de lógica cuando se trata de comparar a un dios creado por el hombre, por el Dios Eterno, creador del universo y Todopoderoso. La razón por la cual la comparación es ilógica, es por el carácter de Dios frente a la falta de poder, la forma física y la carencia de espiritualidad en los ídolos creados por los hombres.

De esta manera, no solo se contrasta a los ídolos con Dios, sino a los creyentes de esos ídolos con los creyentes de Dios. En este contexto, los creyentes pasan a ser iguales a aquello que adoran, entonces, si los ídolos tienen características finitas y poco funcionales, también sus adoradores son así. Pero a los creyentes del Eterno se les ofrece beneficios y bendiciones, por cuanto han puesto su confianza en manos de alguien a quien no pueden crear, a quien no se parecían en un principio, pero que bendice, protege y blinda a tal punto que comienza a parecerse a Él también.

Si Dios fuese un objeto creado, no se merecería la gloria de sus actos, sino su creador, tal como es el caso de los ídolos forjados por manos humanas. Todo lo “hecho” por esos ídolos es también obra de aquellos quienes lo crearon, y no hay gloria en esto, nada sobrenatural ni nada especial.

Contexto histórico del salmo 115

Hay una figura importante en este salmo que representa la recepción sagrada del sacrificio por parte de Dios. Se hace un contraste con las mismas palabras que se dicen en la Guemará de Pesajim 5:7. En este punto se narra el sacrificio del cordero Pascual en el cual se leía el Halel y una de las lecturas era el inicio de este salmo. Adonay Zejaranu Yebarej indica que solo la gloria es de Dios, y acepta los sacrificios con agrado. También este hace alusión a la salida de Israel de Egipto y a la predilección de Israel frente a Dios.

Igualmente, los maestros de la ley establecen que los que este salmo llama “que confían en el Todopoderoso” no están muertos, ni pertenecen a aquellos que descienden al infierno, sino que heredarán el mundo que está por venir. De esta manera, los ídolos paganos son también llamados la vanidad de sus creadores, y, por tanto, la rebeldía de su corazón incapaz de reconocer el gran poder de Dios, que en nada se parece a ellos.

Por otra parte, se destaca de forma notable que Israel no es un pueblo vanidoso, ni confía en sus propias manos. De hecho, el salmista inmediatamente excluye a los idólatras, aunque estos se encuentren dentro del pueblo, y establece que serán desterrados de las bendiciones y la gloria de Dios.

Igualmente, dentro del contexto histórico se incluye que Israel se enfrentaba diariamente a las demás naciones cuyas creencias eran profundamente paganas. Entonces este salmo inicia alabando a Dios por encima de todas las cosas, diciendo que por qué entonces tendrían que burlarse los otros pueblos de ellos, si su Dios es el más grande de todos los existentes, y el único que realmente está empoderado para ofrecer sus bendiciones.

Análisis bíblico del salmo 115

Versículos del 1 al 8: La inferioridad de los ídolos

El verso empieza destacando la supremacía de Dios como el único merecedor de toda la gloria en el mundo. Lo primero que hace es establecer una comparación tangible diciendo que el Dios de Israel es aquel que está en los cielos y puede hacer lo que quiera día tras día, y luego comienza a describir las principales características que tienen los dioses creados, o los ídolos de las otras naciones y tierras. Estas son las características narradas en el salmo 115:

  • Son hechos de plata y oro, por lo que su valor reside en su fabricación.
  • Las manos humanas le dieron forma, por lo que su diseño es finito y no es único.
  • Tienen boca, pero no pueden hablar, ni proferir palabra, mucho menos profecías.
  • Tienen ojos, pero no pueden ver, proveer ni defender a sus adeptos.
  • Tienen oídos, pero no pueden escuchar el clamor de aquellos que les llaman y les suplican su ayuda.
  • Tienen nariz, pero no pueden oler los sacrificios de adoración que les elevan desde la tierra.
  • Tienen manos, pero no pueden sentir, crear ni ejercer poder de ninguna manera.
  • Tienen pies, pero no pueden caminar, ni ir a ninguna otra parte que a donde le lleven los idólatras.
  • Tienen garganta, pero no pueden emitir sonidos, por lo que no se parecen en nada al Dios Todopoderoso que emite aliento de vida y crea a su alrededor.

Y así como son los ídolos, son totalmente ineficaces contra cualquier problema o vicisitud, así mismo son sus creadores, que tienen la misma fuerza, el mismo poder y la misma gloria.

Versículos del 9 al 13: La confianza de Israel

En cambio, el poder de los creyentes, como el pueblo de Israel no está en sus creadores ni en los que ponen su confianza, sino en el objeto de su fe, que es Dios mismo. Es el Eterno quien decide cómo llevar a cabo su poder, su favor y darse gloria a sí mismo. Es Él quien se ha ganado el título de ayudador, de escudo y de protector por los siglos de los siglos. Ha sido el mismo para quienes le sirven desde los tiempos de Moisés y Aarón, y se ha hecho temer entre las generaciones, por lo que su poderío es infinito y todos los que confíen en Él serían ayudados.

Versícullos del 14 al 18: Bendiciones para quienes confían en Dios

Igualmente, el Dios de lo imposible se place en ofrecer ricas bendiciones a sus creyentes, servidores y a su pueblo. Esto quiere decir que no solo es una relación unilateral en la cual el creyente se sacrifica y da, de hecho, dice que Dios da más bendiciones de las que el creyente puede darle, se place en dar tanto como lo hacen los seres humanos a sus hijos, y les reparte sus bendiciones abundantes tal como lo ha hecho desde el principio de los tiempos.

Finalmente, el salmista establece que todo en la tierra y el cielo le pertenece al Señor, y él se lo ha entregado a la humanidad para que sean fructíferos y se multiplicasen. Pero en este sentido, los que no han renacido, los que están muertos no pueden alabar al Señor con el resto de la creación, porque están en el silencio de la tumba. Pero su pueblo amado puede adorarle por siempre y siempre, y esta también es una de sus grandes bendiciones.

Aplicación del salmo 115

Es simple entender la relevancia de este salmo para la vida del creyente: Lleva a pensar inmediatamente que es inutil poner la confianza en algo más que no sea en el Dios Altísimo. Y esto no quiere decir que lo demás pase a un plano de insignificancia, sino que elevar algo más por encima del conocimiento del nombre de Dios no añadirá valor ni a aquello que se adora, ni a la persona que lo hace.

La diferencia entre el pueblo amado por Dios (que es la Iglesia), y el resto de las religiones, creencias y filosofías en el mundo es que Dios es quien da valor, quien transforma, bendice y cambia al creyente, mientras que las otras filosofías, religiones y formas de pensamiento cambian, se moldean y son afectadas directamente por el pensamiento de aquellos que la manejan.

Esto quiere decir, de forma globalizada, que el Dios Todopoderoso es inamovible, el mismo ayer, hoy y siempre, y los seres humanos son variables. Esto hace que Dios sea totalmente digno de confianza, sin doblés, sin falsedad, y esto es lo que le ofrece al creyente una esperanza firme de que ha puesto su confianza en alguien que nunca la defraudará.

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