No existe nada que pueda hacer frente a la protección de Dios. Eso es lo que expresa este versículo con claridad y énfasis: no hay nada que pueda dañar al creyente que está bajo la protección de Dios. Pero más que eso, lo que busca es expresar al creyente que está dotado de esa protección, para que se sienta seguro, confiado, fuerte y pueda hacer frente a su peregrinaje, su alzada o su camino, aunque esté cuesta arriba.

Sin duda algunas es un salmo sencillo, pero lleno de promesas desde el versículo 1 hasta el último, son declaraciones fuertes que se apropian de la protección de Dios sabiendo con confianza quien es Él y cómo obra en la vida del creyente.

Esto no solo le lleva a hablar con claridad describiendo el fiel amor del Señor y mostrándole como un lugar seguro, sino que invita a los demás miembros del pueblo a gozar de esa misma protección, diciéndole que, aunque no lo reconozca de primera mano, el Señor también le protege y le libra de todos los males mientras viva, porque nada se escapa de su voluntad buena, agradable y perfecta.

Contexto histórico del salmo 121

Este es un texto que los judíos titulan “el Guardián de Israel”, y también es un canto gradual que lleva el nombre de Shir Lamaalot con Lamed. Esto quiere decir que es muy elegante con sus frases y muestra la hermosa predilección o preferencia de DIos por su pueblo en el tiempo de los judíos. 

Es por esto que el pueblo lo recitaba durante su peregrinaje, y también es claro que hace referencia a que no es posible encontrar otra ayuda, otra fortaleza ni otra protección como la de Dios. De hecho, en el principio entra en juego una pregunta clave que el salmista se hace y expresa al resto del pueblo: ¿de dónde vendrá la ayuda?

Es necesario destacar que el salmista expresa que esta pregunta la hace alzando su mirada hacia el templo y observando lo que era la majestad construida de Dios en la tierra. Parece ser que la respuesta es inminente y perfecta: Solo de Dios.

Esto también ofrece una aproximación de la importancia del templo para el pueblo, que el simple hecho de verlo era un recordatorio de cómo es el Señor Todopoderoso, que guarda a Israel y que le protege. Es por esto que le cantaban al aproximarse al templo para saber que él era su protección, su fortaleza y su porción.

De acuerdo con la tradición judía, este es un salmo de David en el cual se evoca a cuando levantaba sus ojos hacia los montes de Jerusalén cuando estaba en dificultades. Como preguntarse “y ahora quién va a ayudarme”. Pero en toda su historia siempre ha conseguido una respuesta firme, y la reafirma muchas veces en este mismo salmo, Dios es su guardián y nada puede conmover esa fe que lo sustenta.

Análisis bíblico del salmo 121

Versículos del 1 al 4: De dónde proviene la ayuda

Recordando claramente el pasaje en el cual el profeta Elías se burla de los profetas de Baal cuyos dioses se duermen o se van de viaje, en este caso podemos ver la profunda relación de Dios con el salmista, ya que está enteramente seguro de que nunca se duerme, ni se cansa, ni voltea el rostro para evitar verle.

Esto ofrece una apreciación clara del carácter de Dios, que siempre sabe lo que está sucediendo en la vida de su pueblo y su creación. Es por eso que no hay mejor lugar para permanecer que bajo su protección, bajo su sombra, bajo su poder y misericordia. 

En este sentido, el salmista hace una declaración interesante y es que no permitirá que resbalen sus pies, ni se dormirá mientras protege a su pueblo. Esto no solo quiere decir que el salmista creía firmemente que nunca caería, sino que el hecho de confiar en este gran poder fortalecía sus manos y afirmaba sus pies en su peregrinar hacia el templo.

Finalmente, es necesario recordar que no solo se trata de un canto gradual por cantarse desde un tono bajo a uno alto, sino que también solía cantarse mientras caminaban cuesta arriba hacia el templo santo, lo que también puede ofrecerle a las personas una apreciación de dificultad. Se asoma la posibilidad de que este hecho acerque al pueblo a la sensación de estar en una prueba, o en un momento difícil cuando reconoce que solo Dios afirmará sus pies, y no le permitirá caer hasta reducirse, sino que, dentro de las pruebas, permanecerá bien protegido.

Versículos del 5 al 8: Qué hace Dios por su pueblo

En un tono más bien informativo, el salmista comienza a narrar las bondades de Dios y la forma como su protección cubre cabalmente la vida del creyente mostrándose de varias formas que es necesario conocer:

  • Le cuida con sus propias manos, lo cual quiere decir que no envía intermediarios, sino que personalmente está observando y protegiendo a su criatura, a su hijo.
  • Permanece a su lado como sombra, es decir que no se separa ni por un instante, ni por un milímetro, sino que permanece adherido a él cuidándole y llevándole.
  • No permite que sufra daños, aun por cosas que son cotidianas en su vida. En este contexto, el creyente está expuesto al sol y la luna todo el tiempo, y aunque esto suceda y pueda representar algún peligro, se encarga Dios de cuidarle y de no permitir que esto le haga daño.
  • Libra de TODO mal lo que parece indicar no que no vaya a sufrir dificultades, sino que de todas ellas lo va a librar el Señor eventualmente.
  • Cuida su vida para que pueda permanecer tranquilo, ya que su vida está siempre en manos del Señor, y sin importar lo que suceda con ella, pertenece a Dios, quien le regala la eternidad a quienes crean en Él.
  • Protege sus entradas y salidas lo cual implica que Dios sabe que el creyente acciona todos los días, y aún en medio de sus planes, accionar diario y vida complicada permanece protegiéndole.
  • Lo hace siempre, aunque a veces resulte evidente el cuidado de Dios, y otras veces el creyente deba buscar cuidadosamente para encontrarla, siempre está ahí y siempre es evidente.

Aplicación del salmo 121

El conocimiento de Dios siempre lleva al creyente a confiar mucho más en su protección, poder y Palabra. Esto no es solo porque sepa que el Señor cuida de su vida, sino porque entiende que todo sucede por una razón. La protección de Dios no quiere decir que el creyente nunca sufrirá dificultades, quiere decir que cuando las sufra, no será derrotado, no acabará con su vida y no romperá con su propósito eterno en el Reino de los cielos.

Es por esto que cada cristiano debe tomar las palabras del salmista para entender su propia situación. Sin importar cuán terribles hayan sido los hechos, el Señor estuvo allí para sostenerle, para buscarle, para hablarle, y solo tiene que ser lo suficientemente perceptivo para notarlo a pesar de lo terrible que puede ser la dificultad que se está presentando en ese momento.

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