Alrededor del año 587 a.C, Jerusalén se encontraba en decadencia nacional. El imperio más poderoso del mundo conocido, Babilonia, los arremetía contra el escarnio. Los naciones vecinas se burlaban de Judá y los israelitas no contaban con apoyo entre sus líneas. Era grave. Entre el escozor vengativo, una de las bellas artes predomina en la calamidad, a saber la música.
Segmentado en cuatro prosas bien establecidas, abordaremos cada desde la perspectiva estatal judía.
1-4: elegía por las acciones enemigas
La primera estrofa nos remonta a las calamidades padecidas. Profanación del templo, muerte por asesinato, deterioro público, en total el ludibrio del Medio Oriente. Una característica especial en el versículo uno, es la repetida palabra «heredad» utilizada también en múltiples Salmos. En los Salmos 74:2;28:9 la referencia a heredad también se encuentra en un contexto trágico lleno dolor y angustia. Una respuesta tangente a la combinación de herencia con dolor, es encontrar salvación en la promesa de Dios, al ser el pueblo del Dios de Abrahám, Isaac y Jacob (Éxodo 3:6) las únicas palabras de seguridad se hallan en el cumplimiento pactual en favor de sus antepasados.
Las imágenes son explícitas, sacadas de las peores escenas mentales. El derramamiento de sangre como agua por las calles de una ciudad, es una ilustración que pernota en el tiempo (Eze 28:23). En el 2016 un río de agua con sangre corrió por las calles de Daca, capital de Bangladesh, proveniente de 100.000 cabezas de ganado sacrificadas por los musulmánes en la celebración del Eid al Adha, al parecer los habitantes de Daca están acostumbrados a tal fenómeno, no obstante, en ese año y debido al pobre mantenimiento de los drenajes, las calles se tornaron rojas por horas, la lluvia había traído más sangre de lo acostumbrado. Por supuesto, al saber su procedencia animal lo más complicado podría ser el olor o las enfermedades transmisoras, pero al reconocerse como sangre humana el panorama torna un oscuro sentido.
Predilecto fue el profeta Jeremías para profetizar los acontecimientos de este Salmo. En su libro encontramos en el capítulo 7, verso 33 la profetización de este acontecimiento tan inédito. Para aumentar la deshonra: la falta de sepultar a los muertos, así fuesen los peores criminales era una práctica tanto higiénica como característica de respeto por un cuerpo muerto (Deut 21:23).
5-8: reproche y perdón por sus pecados
Comienza con una pregunta icónica de los salmos «¿Hasta cuándo…?» en este caso, le recrimina el hecho de postergar su perdón, de permitir tanto sufrimiento por un tiempo tan prolongado. El verso 8 tiene una implicación vengativa y debatida por los círculos religiosos.
«Dios es celoso y vengador…» (Nahúm 1:2), una proposición de complicada comprensión ¿Cómo un Dios de amor piensa en venganza? Además, se la atribuye con firmeza (Deut. 32:35). Ante esta puesta de escena, Romanos 12:19 nos da una luz de la verdadera forma de entenderlo. Nuestra venganza humana se llena de egoísmo, complacencia y orgullo, mientras que Dios cumple la «venganza» como consecuencia de justicia, en esta idea, la venganza viene a tomarse como la retribución legítima por desobedecer la Ley.
Adherimos el hecho de ser un castigo con forma de bola de nieve. Al rodar una bola de nieve se va haciendo más grande, gracias a su adquisición de más nieve en el camino. De igual forma, el castigo dado al pueblo retrocede desde sus padres o ancestros por montar los altos e ídolos contra Dios. Para muchos es una excusa impulsada por la justificación, puesto que con quitar los altos y comenzar a adorar al verdadero Dios se acabarían sus problemas. Aunque lógico, es falso tal enunciamiento. El problema del pueblo radica en su aceptación de tales imágenes desde el rey, hasta el más pequeño de los hijos de Israel, no en sí, por sus antepasados. (Jer 31:29-30; Ez 18:2-4)
9-10: la súplica de rescate
Si alguna vez has pedido auxilio, sentirás nuevamente la agonía de solo poder depender de otra persona que muchas veces no sabemos si llegará. Para los israelitas pedir un SOS a Dios debía ser su primer arma contra la guerra, en este caso fue el último recurso, la vieja confiable como presume hoy el internet. Por más que clamaran, la profecía contemplaba el escarnio de su pueblo, no porque Dios se complaciera de esto, sino por ser el resultado absoluto de tomar las decisiones equivocadas. Recordemos que en Jeremías capítulo 2, el Señor les explica con detenimiento el porqué los escogió como su pueblo. Ni por su fuerza, intelectualidad o liderazgo, sencillamente era una nación pobre, por eso Dios la escogió.
Así como Moisés tomó de defensa la imagen de Dios ante las demás naciones (Éxo 31:12), de igual forma el salmista expresa su deseo de bienestar por el nombre de Dios, mostrando aceptación ante la necesidad de reforma en el pueblo de aquel momento. Como para el hebreo las situaciones precarias eran permitidas o directamente realizadas por Dios, le implora el perdón de sus pecados, sabiendo de antemano lo necesario para recibirlo, siendo que la ley exige sangre por el pecador, su concepto va más allá de recibir una inspiración restauradora, se expresa un deseo de dar a Dios nuevamente su vida para ejemplo del pueblo.
A pesar de las infinitas burlas de los pueblos vecinos a Dios, el salmista reconoce la existencia de salvación en Él, algo que a vista de los enemigos no es posible. Por eso la pregunta «¿Dónde está su Dios?» no le acompleja su existencia de un Ser superior, sino que le hace preguntarle a Jehová ¿Por qué permitirás que hablen así de ti?
11-13: el juicio a favor, la alabanza con fervor
Parecido a un tribunal, le suplica el acusado (y para este momento dado a sentencia correctiva) al Juez que tenga piedad por sus acciones, lo exalta por su poder para pedirle encarecidamente hacer justicia. La deshonra se había vuelto por completo hacia Dios, al ser profanado su templo, su ciudad en la tierra, sus hijos más íntimos, no obstante, el Señor ya había delimitado su protección a ellos, los amaba pero no puede estar donde no lo quieren. Así este ruego se transforma en amadentrar un anhelo de ver caer los enemigos de Dios, de forma plena, considerando el uso del número siete.
Como suele ser común, los salmos escritos por Asaf no pasan por alto la importancia de ver a Dios como un pastor cariñoso. Le hace una promesa como «ovejas de tu prado», su adoración, alabanza y gozo irá dirigido a Jehová para siempre. Lo más relevante al final del último versículo es que vuelve a parecer el método de educación oral, contar las historias de Dios para que sean transmitidas por todas las generaciones. Un hecho fundamental para el crecimiento de la palabra de Dios en cualquier etapa de la historia humana.