A diferencia de los anteriores el salmo 94 es una solicitud de justicia ante Dios. Su pueblo le pide al Señor que deje de permitir que los malvados obtengan lo que quieren y da un claro contraste del convencimiento que tenía el salmista de que Dios no solamente los está protegiendo a pesar de las injusticias, sino que está totalmente confiado de su soberanía y poder en todo el universo.

En el contexto de este salmo, el creyente no solo debe sentirse afortunado por contar con el señor en todos sus caminos. También debe sentirse bienaventurado porque el señor le corrija, le instruya en sus mandamientos y le enseñé a enfrentar tranquilo los días de aflicción.

Contexto histórico

De acuerdo con la tradición judía, este salmo fue escrito por Moisés. De hecho, los impíos qué son objetos de la crítica del salmista en esta oportunidad no están claros. Lo que si queda suficientemente claro es qué es un cántico para revelar la magnificencia y su eficiencia de Dios frente al breve triunfo que pueden tener los injustos para un propósito específico.

Los estudiosos judíos hacen alusión a frases hermosas que tiene este salmo dentro de sí. Por ejemplo, los autores citan la frase “El que plantó oído, ¿no oirá?, El que formó el ojo, ¿no verá?. En el original hebreo, el salmista utilizó verbos específicos que indican no solamente los sentidos humanos que se pueden usar para oír o para sostenerse, sino que se hace una auténtica referencia a qué se trata de una estabilidad superior. En este sentido, se trata de una confianza superior porque no está puesta en sentidos humanos, sino en las del Dios altísimo.

Finalmente otro punto importante de la tradición judía y el contexto histórico del salmo 94 es que este se encuentra designado para recitar el cuarto día de la semana de Rosh Hashaná. En dicha celebración se conmemora la creación del mundo, y bíblicamente, el cuarto día Dios creó el sol y a la luna. En este sentido, la tradición asocia esta creación con la venganza que tomaría el señor contra los idólatras que adoran cuerpos celestiales y otros seres creados. Es un recordatorio de que solo Dios es digno de toda Gloria toda alabanza y adoración.

Análisis bíblico

Versículos del 1 al 8: La lamentación

Lo primero que hace el salmista es clamar al dios de la venganza. Pero esto no hace referencia a una venganza terrenal qué consiste en hacer a la otra persona sentir el mismo dolor que siente alguna. Esta venganza hace referencia específica al pago de Dios por el sufrimiento del creyente (Deuteronomio 32:35). Se trata de una justicia divina que sobrepasa el entendimiento humano y las solicitudes que provienen de un corazón herido y dañado. Uno de los actos más comunes cuando cualquier persona sufre un daño a manos de otra es quejarse. Quejarse delante del Señor es tomado como una lamentación que obtendrá una respuesta. Sin embargo, el salmista se toma su tiempo para describir el sufrimiento que está sintiendo delante de Dios. De esta manera refleja que, aunque sabe que el Señor tiene conocimiento de todas las cosas, él necesita decírselas para estar en paz consigo mismo y escuchar la respuesta del todopoderoso que está esperando.

Versículos del 9 al 15: El clamor

Las quejas del salmista no duran demasiado. Inmediatamente, entrena su alma para conseguir una respuesta lógica y coherente con el Dios que conoce. En este sentido, comienza a explicarse a sí mismo que El que ha creado cada parte de su cuerpo tiene control total de todas las cosas, incluyendo lo que está sucediendo con los impíos. Frente a un punto de vista celestial completo y eterno como el del señor los pensamientos humanos luces sin sentido, cortos e imperfectos.

Moisés no deja de recordarse a sí mismo que él no es un impío. Por el contrario, expresa lo dichoso que es por estar instruido en la ley de Dios, de manera que se mantendrá tranquilo frente a la aflicción qué representa el constante acoso de quienes le hacen daño.

Es así como se puede estar totalmente seguro de que las buenas acciones y el corazón limpio algún día recibirán la justicia que merecen, al igual que el resto de las acciones que se han llevado a cabo en el mundo.

De hecho, el autor es bastante claro al decir que el juicio de Dios restaurará la justicia a aquellos que tienen un corazón recto.

Versículos del 16 al 23: El Ayudador

Luego de lamentarse y pedir ayuda, el salmo 94 comienza a describir quién es el que va a ofrecer la asistencia que el creyente ha pedido a voces. De hecho, el salmista parece indicar que es una situación reiterativa, es decir, que le ha pasado varias veces que sus pies han estado a punto de resbalar, pero en todas esas veces ha aparecido el Señor y le ha ayudado.

Lo más interesante de esto es que de ninguna manera Dios podría confabularse o hacer amistad con los impíos y ayudar a la maldad que sufren los justos. El salmista pone muy en claro que en todas las situaciones que ha sido puesto el señor le ha refugiado.

Finalmente, Moisés ofrece la comparación obvia entre los impíos, lo que incluye a los reyes de los impíos, y el Dios Todopoderoso rey de todas las cosas. El salmo indica cuál es el final de toda la maldad y de todos los pecados. Es por esto que siempre una vida recta tiene un final cerca de Dios, mientras que la respuesta a una vida impía es la muerte eterna.

Aplicación

Incluso desde la distribución de este salmo se enseña una verdad fundamental al creyente sobre cómo debe enfrentarse a los problemas. Lo primero es reconocer que el Dios Todopoderoso tiene el control de la situación y que no hay nada que pueda hacer para cambiarla, si no que debe superarla como una prueba que incrementará su carácter y su fe en el Señor. 

Entonces, le sirve al creyente reconocer que tiene un problema punto que se siente agobiado, que puede quejarse con el Señor y saber que Él escucha, que él entiende perfectamente cómo se sienten todas las cosas que hoy le causan preocupación. Que ante todas sus circunstancias puede decirle a Dios exactamente cómo se siente y Él va a estar atento escuchando a su súplica y a su clamor, aunque ella sepa exactamente lo que haya sucedido.

Lo mejor de todo, es que está queja, esta súplica y este clamor no se quedará en saliva malgastada. El Señor proveerá la justicia en el tiempo justo, Él se vengará de los impíos y Él pagará a cada uno conforme a sus actos. Sin duda alguna, esta confianza no la tiene ningún otro grupo de creyentes en el mundo, solo aquellos que confían en el Dios Altísimo pueden tener la certeza de que la justicia llegará en el tiempo justo y todos recibirán lo que merecen.

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